Carta
Encíclica
DE
RESTAURATIO ECCLESSIAM
De nuestro Santísimo
Señor
Siervo
de los Siervos de Dios,
por
la Divina
Providencia
a
los Patriarcas, Primados, Cardenales, Arzobispos, Obispos
y
otros ordinarios en Paz y comunión con la Sede Apostól=
ica.
De la Restauración
de la Iglesia
es que os escribimos, llenos de alegría y gozo. Gloria Patri, et
Filo, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in
saecula saeculorum. Amen.
&nbs=
p;
Queridos Hijos en Cristo Jesús, que la Bendición
de Dios todo poderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo estén con
todos ustedes. ¡Benditos sean ustedes que escuchan el llamado del
Señor y que con paciencia han esperado la Restauración
de la Santa Igle=
sia,
realizada en nuestros días!.
Nos, aunque indigno=
s, por
la Gracia del
Dios Vicario de Cristo, Pastor del rebaño del Señor, Siervo de
los Siervos de Dios, Sumo Pontífice de la Santa Iglesia
Católica, Dulce Cristo en la
Tierra, Patriarca de Occidente, Doctor Universal, no por
nuestra propia voluntad, sino por la del Espíritu Santo, os escribim=
os
esta, nuestra primer encíclica para reconfortarlos en la Fe y transmitirles el m=
ensaje
de paz y amor fraternal que anima nuestra misión en la Tierra: Restaura=
r todas
las cosas en Cristo, misión encomendada a Nos por Jesucristo,
Nuestro Señor, que vive y reina junto Dios Padre, en la unidad del
Espíritu Santo, per saecula saeculorum, Amén.
<=
/span>
I
Nuestros ruegos y p=
legarias,
muy queridos hermanos, se elevaron al cielo. El clamor de los mártir=
es y
de los santos fue escuchado. Nuestras túnicas fueron lavadas en la s=
angre
del Cordero (Apoc VII, 14) y se otorgó a Nos el Poder y Potestad
para combatir a la Best=
ia,
la Gran Ramera
de Babilonia. Por que el Señor nos habló con las Palabras del
Libro del Apocalipsis: “salid de ella, pueblo mío, para que=
no
seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de =
sus
plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordad=
o de
sus maldades” (Apoc XVIII, 4-5); y por ello nos hemos apartado de
ella y hemos depositado nuestra fe en Cristo y rogándole a su
Santísima Madre siempre Virgen, la inmaculada Virgen María que
intercediera por Nos. L=
a Verdad
nos fue revelada por el Mismísimo Jesucristo, quien dijo “Yo
soy la verdad” (Jn 16,6) y así como una vez se dirigi&oacu=
te;
a Simón Kefas: “También te digo, que tú eres
Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del
Infierno no prevalecerán contra ella” (Mt XVI,7),
también habló a Nos, su humilde servidor que oraba: “=
;¿Qué
esperas para Reconstruir mi Iglesia? Ahora toma tu cruz y sígueme.”.
Y he aquí qu=
e hoy
cumpliendo con el divino mandato os exhorto a Salir de Babilonia, pueblo
piadoso del Señor, a volver a la senda recta, justa y beatífi=
ca
que nos entregó el Señor para nuestra salvación a fin =
de
que ustedes también formen parte de los que “no habí=
an
adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus fre=
ntes
ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años”
(Apoc XX, 4). Os exhortamos, queridos hermanos a que abjuréis de la
herejía, de la apostasía y regreséis a la obediencia d=
el
legitimo Sucesor de San Pedro, a la comunión de la Iglesia, que es un=
a,
Santa, Católica, Apostólica y que ha sido restaurada en Nuest=
ros
Días, Iglesia fuera de la cual no hay salvación. <=
/span>
Queridos hijos y
hermanos, no os dejéis engañar por aquellos herejes que dicen=
que
el Nuevo Orden mundial es unidad santa[1][1], antes bien recordad lo que dijo Nu=
estro
predecesor, de gloriosa memoria, S.S Pio XI acerca de la perversidad y
malignidad de este “Nuevo orden” y de sus “Nuevos
Gobiernos”[1][2]. ¿Pues que otra cosa puede e=
star
más acorde al Nuevo Orden Mundial, pecaminoso, pervertido y perverti=
dor
que la Falsa Igl=
esia
Católica y el falso Papa que la dirige, no es sino falso obispo? Ell=
os
aparecen en el Libro del Apocalipsis, son las dos bestias. He aquí la
interpretación de estos pasajes:
<=
/span>
“XIII, 1 Me
paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que
tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y
sobre sus cabezas, un nombre blasfemo.” Obviamente se refiere a R=
oma
(las siete colinas) y el nombre blasfemo es el de Iglesia Católica
Apostólica Romana, puesto que al caer en la apostasía ha deja=
do
de ser la Iglesia
de Dios, y hacerse llamar como tal es una blasfemia.
“XIII, :2 =
Y la
bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca
como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y
grande autoridad.” La Nueva Iglesia es la Sinagoga de
Satanás, a quien adoran y cuyo poder invocan en secreto y en
público.
“XIII, 3-4=
Vi
una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada;=
y
se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al
dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la
bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién
podrá luchar contra ella? ” se refiere a aquellos que=
en
los tiempos del Conciabulo Vaticano II se opusieron a las reformas del Anti=
papa
Montini, pero que luego dudaron en la fe.
<=
/span>
“XIII, 5-7
También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se =
le
dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. Y abrió su boca=
en
blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernácu=
lo,
y de los que moran en el cielo. Y se le permitió hacer guerra
contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre to=
da
tribu, pueblo, lengua y nación.” Se refiere a todas =
las
falsas enseñanzas que la
Sinagoga de Satanás, que se hace llamar Iglesia
Católica, ha realizado desde 1958, todas las herejías que ha
propagado, todas las criptoadoraciones a Satanás que en las antiguas
Iglesia Católicas se realizan hoy y se realizarán por el tiem=
po
que ya está acabando gracias a la Restauración
de la Iglesia.
“XIII, 8-1=
0 Y la
adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos=
en
el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del
mundo. Si alguno tiene oído, oiga. Si alguno lleva en
cautividad, va en cautividad; si alguno mata a espada, a espada debe ser
muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos̶=
1;.
Se refiere a la gran apostasía en la que cayeron millones de
ex-católicos que decidieron aceptar la religión de Montini y =
sus
sucesores. Ellos han quedado fuera de la Iglesia, quizás Dios tenga piedad de=
los
ignorantes, pero no la tendrá de aquellos que se postraron ante la Bestia sabedores de=
lo que
hacían. Muchos Santos en nuestros días fueron perseguidos,
insultados y “excomulgados” por los Antipapas del Conciá=
bulo
Vaticano II. El mundo entero apartó los ojos de Dios y sólo u=
nos
pocos santos han prevalecido en la
Fe de Cristo, apegados a la Iglesia que el
fundó.
“XIII, 11-=
14
Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía=
dos
cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón.&nb=
sp;Y
ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace =
que
la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida
mortal fue sanada. También hace grandes señales, de tal
manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los
hombres. Y engaña a los moradores de la tierra con las se&ntild=
e;ales
que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los
moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida =
de
espada, y vivió.” Claramente se refiere a los Antipapas que
ocupan la sede de Roma, que han blasfemado enseñando el error y la
perdición. Los antipapas han predicado la sujeción a la Sinagoga de
Satanás y obligan a los pueblos del mundo a adorar al demonio. Promu=
even
la idolatría y el politeísmo encubierto a través del f=
also
ecumenismo.
<=
/span>
II
Como todos sab&eacu=
te;is,
desde el año 1958, cuando Nuestro Señor decidió llevar=
a la Gloria Eterna a Su
Santidad Pio XII, Cristo nos dejó sin su vicario en la tierra y
permitió que las fuerzas del Demonio, las obscuras sombras de la
herejía liberal y modernista se cernieran sobre la Santa Iglesia
¿Qué ha quedado de ello, sino es acaso una crisis sin
precedentes, que ha conmovido a toda la Cristiandad?
El corazón d=
e la Santísima Vi=
rgen
María, madre de Dios fue atravesada por una espada: la apostas&iacut=
e;a
general de la Iglesia<=
/st1:PersonName>
de la cual ella es Madre. Hoy la
Teotokos llora. Pero esa apostasía no fue
producto del extravío (tal como ha ocurrido a lo largo de nuestra
bimilenaria historia) de unos pocos ambiciosos de poder, movidos por sus
pasiones y locuras personales y que acabaron arrastrando consigo a un
puñado de almas. No, la moderna apostasía general fue el
resultado de un conturbenio gestado desde hacía mucho tiempo en las
sombras por las obscuras fuerzas del Demonio que acabaron tomando por asalt=
o la Ciudad Eterna,
convertida hoy en un lupanar donde los falsos papas, junto con los falsos
obispos, fornican con sus falsas y heréticas creencias promoviendo <=
st1:PersonName
ProductID=3D"la Ira" w:st=3D"on">la Ira de Dios Omnipotent=
e; falsa
Iglesia que se jacta de decir “Yo estoy sentada como reina, y no s=
oy
viuda, y no veré llanto” (Apoc XVII, 8). La terrible
profecía de Nuestra Señora de Sallete, así como la
visión de Nuestro Predecesor de Gloriosa Memoria, León XIII s=
e ha
cumplido. Roma cayó y se hizo la
Sede del Anticristo.
Horror nos causa, y=
pena
también. Horror porque es obra del demonio, el Padre de la mentira (=
Jn
VIII, 44) y del él proviene esta conspiración en contra de la Silla Apostó=
;lica.
Horror y pena, hermanos queridos, porque muchos purpurados abandonaron y
claudicaron en la fe, entregándose a Satanás. Ya desde la
época de nuestro antecesor, el benemérito León XIII se
veía a las ratas tratando de roer el edificio de Cristo. Tocole al g=
ran
San Pio X enumerar los errores de los anticristos el 3 de julio de 1907 en =
la
bien recordada Lamentabile, publicada por el Santo Oficio con la
aprobación de Nuestro Antecesor, y que este, en su encíclica =
Pascendi
dominici gregis el ocho de septiembre de aquel glorioso año. En
esta, el glorioso San Pio X decía: “en estos últimos tiempos ha crecido, en=
modo
extraño, el número de los enemigos de la cruz de Cristo, los
cuales con artes enteramente nuevas y llenas de perfidia se esfuerzan por
aniquilar las energías vitales de la Iglesia, y hasta por destruir totalmente, s=
i les
fuera posible, el reino de Jesucristo”[1][3].
Aquellos
“enemigos de la =
Iglesia”
acabaron apoderándose de la Silla Apostólica. Esto lo vio
Jeremías cuando profetizó: “Y de los profetas sacerdotes
salió la contaminación a toda la tierra” (Jer XXIII, 15). El mismo profeta, más adelante dice: &=
#8220;Una
cosa horrenda y abominable ha acontecido en esta tierra: los profetas
profetizaban mentiras, los sacerdotes iban con ellos del brazo, y el pueblo
gustaba de esto. ¿Qué cosas, pues, habrán de acontecer=
al
fin?”. ¿Es que =
al fin
la Iglesia ha
pecado? ¿Puede ser destruida la Iglesia que Cristo fundó? Pues no. D=
ecir
que la Iglesia
ha pecado es un error de los herejes modernistas como el Antipapa Juan Pabl=
o II[1][4].
=
La Iglesia
Católica tampoco ha =
dejado
de existir, como sostienen los condenados heresiarcas. La Iglesia, queridos =
hermanos
en Cristo no puede dejar de existir porque el mismo Jesucristo la fund&oacu=
te;,
y las puertas del infierno no podrán derrotarla (Mt XVI, 18-19);
también fue Cristo quien nos prometió cuidar de su Iglesia ha=
sta
el fin del Mundo (Mt XXVIII, 20), y nosotros nos encomendamos al Señ=
or.
Dios está con nosotros ¿Quién está contra Nos? =
III .
No,=
mis
queridos hermanos, no podemos permitir que reine la confusión: senti=
mos
horror y dolor, pero no claudicaremos en la fe como los cobardes.
Por=
que
Roma ya no es la
Iglesia Católica.
Por=
que
“Juan XXIII” preparó el camino a ese Gran Anticristo que=
fue
Montini, el Antipapa Paulo VI quien hizo su propia Iglesia Cismática,
separándose a conciencia, como lo hizo Miguel Cerulario de ignominio=
sa
memoria, de la Única Iglesia de Cristo.
¿Qué
debemos hacer, todos Nosotros, que constituimos la Iglesia Remante,
aquella que no se a postrado ante los Falsos Dioses del Vaticano II? Ved
aquí lo que debemos de hacer: “Dadle a ella como ella os ha
dado, y pagadle doble según sus obras; en el cáliz en que ella
preparó bebida, preparadle a ella el doble. Cuanto ella se ha
glorificado y ha vivido en deleites, tanto dadle de tormento y llanto; porq=
ue
dice en su corazón: Yo estoy sentada como reina, y no soy viuda, y no
veré llanto; por lo cual en un solo día vendrán sus
plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego; porque
poderoso es Dios el Señor, que la juzga.” (Apoc XVIII, 6-8=
).
Hermanos, no os
dejéis engañar por los “falsos pastores”, por los
herejes que dicen honrar las Sagradas Escrituras, tal como los protestantes=
y
los montinianos modernistas, porque ellos las deshonran[1][5] y las aborrecen, porque las manipul=
an y
cuando elevan plegarias no lo hacen a Dios, sino al diablo[1][6] de quienes son hijos[1][7], al igual que la mentira (Jn VIII, 44). No debéis te=
mer,
fieles Católicos que aguardasteis a restauración de la Sede Apostóli=
ca,
porque Cristo dejó a su esposa, a la Santa Iglesia
Católica “sin mancha ni
arruga” (Ef V, 27), y prometió conserva=
rla
así porque el nos dijo: “yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo<=
/i>” (Mt XXVIII, 20). Y vosotros que
habéis esperado la Restauración y que hoy en día
celebráis con Nos y los Cardenales, Obispos y sacerdotes de la Iglesia Cató=
lica
Apostólica Remanente, cuya jerarquía ha sido plenamente
restaurada con la asunción de Nos al Sumo Pontificado, al Vicariado =
de
Cristo, al Patriarcado de Occidente y del Orbe todo, el comienzo del fin de=
la Tribulación.=
Por
ello os pedimos que permanezcáis firmes en la fe, porque pronto
vendrán tiempos más difíciles aún de los que he=
mos
sufrido hasta ahora. Por ellos os rogamos que os aferréis a la fe y a
las enseñanzas de esta, nuestra venerable y beatífica
encíclica Papal.
IV. De los Antipapas que rechaz= aron el Conciliábulo del Vaticano
Antipapas: Han reci=
bido
el deshonroso nombre de infame memoria, aquellos que se opusieron al legiti=
mo
Sumo Pontífice de la
Iglesia, que es Unam, Sanctam, Catholicam et Apostolic=
am.
Algunos de estos infames llegaron a ser reconocidos por los fieles y las
jerarquías eclesiásticas. Sin embargo, no por ello son la cab=
eza
de la Verdad=
era
Iglesia, porque aún “si Dios fuera a perm=
itir
a un Papa a convertirse en un hereje notorio, dejaría por tales hech=
os
de ser Papa, y la silla de Pedro estaría vacante”[1][8]. Eran tiempos de confusión y
temor, ignorancia y ambiciones tales como los de hoy en día en los q=
ue
asistimos al dolorose espectaculo de decenas de lunáticos que por
doquien dicen ser el verdadero Vicario de Cristo. Estos falsos pastores de =
los
que nos advirtió Nuestro Señor Jesucristo, tal como figura en=
las
Sagradas Escrituras, han atraído a los hombres con su aspecto exteri=
or
pulcro y limpio, empero “mas por dentro están llenos de hue=
sos
de muertos y de toda inmundicia”(Mt XXIII, 27) y que no sin
razón podemos afirmar que estaban&n=
bsp;
“llenos de hipocresía e iniquidad” (Mt XXI=
II,
28) y que por ello mismo osaron de traspasar “los t&eac=
ute;rminos
puestos por los Padres” (Prov XXII, 28).
Desde la muerte del
legítimo sucesor de San Pedro, Su Santidad Pio XII (cuya memoria sea
loada) casi una veintena de hombres se adjudicaron la jefatura de la
herramienta de Dios en =
la
Tierra, y entre ellos, cuatro se han sentado en la Silla Apostó=
lica
y han enseñado su enferma y execrable doctrina, manchando así=
la
tiara papal. Todos ellos han llevado a honrados hombres por el camino del c=
isma
y la herejía, apartándolos del Único y verdadero camino
que nos conduce al Señor: la Santa Iglesia Católica y por eso
arderán todos juntos en el Inierno.
¡Cual grande =
es la
contradicción de la
Iglesia de Roma, verdadera Sinagoga de Satanás cua=
ndo
excomulga a estos Antipapas al tiempo que declara, como ese infame que se
hacía llamar Juan Pablo II, ora “los herejes son cristianos=
”[1][9], ora “los herejes tienen l=
a Fe
Apostólica”<=
span
style=3D'mso-bookmark:_ftnref10'>[1][10], etc... ¡Cuánta m&aac=
ute;s
aberración y contradicción muestran al decir que Dios ama a l=
os
herejes, paganos, cismáticos…[1][11]! Así pues ¿Si Dios l=
os ama
a ellos, si Dios los acepta como cristianos y si ellos tienen la Fe Apostólica,
por que la =
Iglesia
Montiniana los excomulga? ¿Acaso no es para ellos =
cierto
que “todos los hombres tienen derecho a la libertad de religi&oacu=
te;n”[1][12]? Pues he aquí lo que Nos, en
nuestro Santo Magisterio respondemos ateniéndonos a la Sagrada Tradici&oa=
cute;n,
pilar de la Iglesia:
Solo los Católicos pueden ser cristianos, sólo ellos adoran al
Dios Verdadero y solo ellos agradan a Dios. Los paganos, los herejes, los
judíos y los cismáticos se condenan a las llamas eternas del
Infierno, junto con los que propagan las doctrinas heréticas y
desquiciadas como la de la libertad de religión. Dios aborrece a los
perdidos y sólo ama a los Católicos. Fuera de la Iglesia es imposib=
le
agradar a Dios.
No nos parece antin=
atural
que no existan ni antipatriarcas ni adoradores del demonio que blasfemen co=
ntra
los protestantes, porque sólo la Verdad es insultada y ensuciada por los
adversarios de Cristo Jesús. Los mismos que la Iglesia del
Conciábulo Vaticano II decide adular, y a la que de una u otra forma
pertenece. Sin embargo, en contra de dicho aquelarre se levantan muchos, que
movidos por la ambición se proclamaron Pontífices de la Iglesia Cató=
;lica.
Todos ellos son pecadores, cismáticos y quienes les sigan está=
;n
igualmente condenados al eterno fuego del Infierno.
Ordenamos contra el=
los la
pena de excomunión. Quienes siguieron, siguen y en el futuro sigan a
cualquiera de estos dementes, resigna tácitamente cualquier oficio d=
e en
la Igl=
esia
Católica por apostasía, sea laico o
clérigo consagrado aún debidamente. Declaromos igualmente que
quienes conocieran esta encíclica decidieran unirse a estos enemigos=
del
Señor entregan sus almas al Demonio, adversario de Nuestro Señ=
;or
Jesucristo y por lo tanto de su Santa Iglesia.
<=
/span>
V.
De los Antipapas=
del
Conciábulo del Vaticano II y la nueva Iglesia Cismática
Montiniana.
<=
/span>
El Conciábul=
o por
el cual se iniciaron las reformas contra la inmaculada herramienta de Dios =
fue
convocado por un Antipapa cuyo nombre era Giuseppe Roncalli y que estuvo ba=
jo
sospecha del Santo Oficio por sus expresas opiniones liberales y modernista=
s. Éste
al abrazar la masonería en el año 1935 de Nuestro Señor
resignó tácitamente de todo oficio en el Cuerpo Místic=
o de
Cristo[1][13] y durante su estadía en Ven=
ecia
como Patriarca comenzó a organizar los maléficos planes para
destruir a la Iglesia<=
/st1:PersonName>
desde adentro. Protegido por otros masones, herejes y apostatas que penetra=
ban
en las filas de la jerarquía eclesiástica acabó siendo
elegido por la voluntad permisiva del Señor. La evidencia palpable,
queridos hermanos de su antipapado se encuentra en la misma doctrina de la Infalibilidad Papal,
proclamada por el Sacrosanto Concilio Vaticano I: según Pastor
Aeternus, el Santo Padre no puede equivocarse cuando habla ex cathed=
ra
en materias de Fe o Moral. Empero Roncalli enseñó el error en=
su
infame “Pacem in Terris”. Esa es la evidencia de su
condición de Antipapa, porque Cristo sólo prometió
proteger a los legítimos sucesores de San Pedro, no a los usurpadore=
s.
La prueba es la contradicción, tal como está escribió =
S.S
León XIII: “Si (el magisterio viviente) pudiera de alguna
manera ser falso, le seguiría una evidente contradicción, por=
que
entonces Dios mismo sería el autor del error.”[1][14]
Recordemos las pala=
bras
que el Apóstol Pedro dijo por la boca de S.S Paulo IV: “Si
alguna vez, en algún momento pareciera que... el Romano Pontí=
fice
se desviara de la
Fe Católica o cayera en alguna herejía ante=
s de
asumir el Papado, dicha asunción, aún si fue hecha con el
consentimiento unánime de todos los cardenales, quedará nula,=
inválida,
y anulada; tampoco podrá decirse que se torne válida o se
considere legítima en modo alguno, ni se piense dar a tales personas=
el
poder de administrar asuntos temporales o espirituales, sino que todo lo di=
cho,
hecho, y administrado por ellos carecerá de toda fuerza y no
tendrá autoridad en lo absoluto ni derecho sobre persona alguna, y q=
ue
tales personas por ese mismo hecho (eo ipso) y sin ninguna declaració=
;n requerida sea privado de toda dignidad, lugar, honor,
título, autoridad, oficio y poder”[1][15]. =
Veamos =
lo que
nos enseñó San Roberto Belarmino: “La quinta
opinión (concerniente a un Papa hereje) es por tanto verdadera; un P=
apa
que se manifieste hereje, por ese mismo hecho (per se) cesa de ser Papa y
cabeza (de la Iglesia<=
/st1:PersonName>),
así como por lo mismo deja de ser cristiano (sic) y miembro del cuer=
po
eclesiástico. Este es el juicio de todos los primeros Padres, que
enseñaban que los herejes manifiestos pierden inmediatamente toda
jurisdicción”[1][16]. =
Esta situación se ha repetido con la
entronización del hereje modernista y apóstata Giovanni Monti=
ni,
quien adoptó el nombre de Paulo VI. Éste fue ampliamente
favorecido por la masonería, era hijo de un terrible opositor al
Vaticano I. Fue él quien decidió profundizar las herejí=
;as
que su predecesor . A pesar de haber llevado las sagradas vestiduras que
corresponden al Vicario de Cristo, él nunca dejó de pertenece=
r a la Sinagoga de
Satanás, cuyo trabajo fue el intento de destrucción de la Iglesia fundada por
Jesucristo Nuestro Señor. La iglesia que él fundó, y q=
ue
ya no es la
Católica que Nos dirigimos, nos persigue y trata de
hacernos claudicar, pero recordamos las palabras del Apocalipsis de San Jua=
n:
“Sé tu tribulación y tu pobreza, si bien eres rico en
gracia y santidad; y que eres blasfemado de los que se llaman judíos=
, y
no lo son, antes bien son una sinagoga de Satanás”. <=
/o:p>
Fue él, el infame Antipapa Paulo VI q=
uien
condujo al Vaticano II que hizo apostatar a gran parte de la Iglesia Cató=
;lica.
No sólo fue hereje. Fue heresiarca, por dirigir la herejía y
organizar la Gran
apostasía. San Pablo nos advirtió proféticamente de es=
te
infame: “Porque no vendrá [Cristo] sin que antes venga la
apostasía y se manifieste el hombre de pecado" (II Tes II, =
3).
He aquí que Nos, Sumo Pontífice
declaramos: El antipapa Montini es el Anticristo, el enemigo de la Verdad, de la Luz. No fue nunca =
hijo de
Dios, sino de Satanás, enemigo del pueblo de Dios.
Albino Luciani elegido tras la muerte de Pau=
lo
VI como Juan Pablo I, también apostató, porque aceptó =
no
sólo al Conciábulo Vaticano II, sino también a sus
predecesores al homenajearlos durante la elección de su nombre. El
Polaco Karol Wojtyla, antipapa Juan Pablo II declaró públicam=
ente
su pertenencia al Modernismo. Con su apego al Conciábulo Juan Pablo =
II,
ha respaldado el remedo montiniano, la triste parodia de la Santa Misa. El=
humo de
sus heréticos actos han llegado al cielo: promulgó un
herético Código de Derecho Canónico y un infame Cateci=
smo,
escrito por el ahora Antipapa Benedicto XVI. Fomentó la idolatr&iacu=
te;a
y adoró falsos dioses al practicar el falso ecumenismo y el
herético indiferentismo religioso cuando en Asís, Italia, el =
27
de octubre de 1986 convocó a todos los paganos a orar a los Falsos
Dioses (que no son más que demonios) por la paz mundial. Otro tanto =
ha
hecho ya el hereje que actualmente ocupa el Vaticano: Joseph Ratzinger. Tod=
os
ellos han incurrido en la herejía al aceptar el falso ecumenismo, po=
rque
está escrito: “Una sola es mi paloma, una sola es mi perfec=
ta.
Única es ella de su madre, la preferida de la que la dio a luz&#=
8221;
(Cant VI, 8).
La invalidez del Conciábulo Vaticano =
II
es evidente ya que fue convocado por un Antipapa cuya elección no era
válida como he señalado. La aceptación mundial por par=
te
de la feligresía de este falso concilio puede comprenderse
únicamente por la ignorancia y la falta de constancia para alimentar=
la
fe. Ellos tienen su castigo y nosotros tendremos nuestra recompensa, porque=
el
Señor nos dijo:“Permaneced en mí, y yo en vosotros. =
Como
el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanec=
e en
la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en
mí. Yo soy la vid, vos=
otros
los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él,
éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada pod&eacut=
e;is
hacer. El que en mí no
permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará=
; y
los recogen, y los echan en el fuego, y arden.” (Jn XV, 4-6)
VI.
Del Cassicacum y la Eclessia Dei.
Nos queremos ahora examinar dos tendencias de
aquellos que dicen llamarse “Católicos tradicionalistas”=
y
que no hacen más que cometer los mismos errores de los fariseos. Ell=
os
dicen “resistir” a la iglesia montiniana ¿Pero de que ti=
po
de resistencia hablan?
Queridos fieles, cuando tuvo lugar la Gran Apostasía=
,
el grueso del clero encontrose ante una disyuntiva, o bien permanecía
fiel a la Santa
Doctrina Católica y Apostólica o bien pasab=
a a
las filas de la nueva falsa religión Modernista que se había
apoderado del Vaticano. En las décadas anteriores sólo la fir=
me
decisión de los Papas habían obligado a permanecer fieles a <=
st1:PersonName
ProductID=3D"la Verdad" w:st=3D"on">la Verdad a todos los
sacerdotes, empero, ante la situación de no tener un Papa vál=
ido,
claudicaron y aceptaron a Satanás en sus corazones, condenánd=
ose
a si mismos a las llamas del Infierno. Aceptaron el lujo, los privilegios. =
No
demostraron su fe en Cristo, antes bien prefirieron los bienes terrenales,
llenando la Ciud=
ad
Eterna de iniquidad y abominación. Quienes lo
aceptaron cometieron un pecado de omisión, empero no dejó de =
ser
un pecado al que ellos alimentaron e hicieron crecer cual tumor. La Iglesia Montiniana
se alió al liberalismo, bajó los ojos frente al comunismo, se
humilló ante la masonería y la Sinagoga de
Satanás, levantó la excomunión a los cismáticos,
mutiló y desvirtuó la Santa Misa para mayor gloria de los herejes
protestantes que quisieron destruir la Iglesia en los siglos pasados. De ellos
está escrito: “son falsos apóstoles, unos operarios
engañosos, que se disfrazan de apóstoles de Cristo. Y nada ti=
ene
de extraño, ya que el mismo Satanás se disfraza de áng=
el
de la luz” (II Cor XI, 13-15).
En primer lugar los que siguen la tesis del =
Cassicacum.
Según estos el Romano Pontífice ya no se encuentra asistido p=
or
Dios, por lo que si bien es un Papa válido, podemos elegir que
artículos de fe aceptar y cuales no, porque Cristo no está en=
sus
labios. El Papa es Papa materialmente y no formalmente. Según ellos,=
los
papas desde Juan XXIII han caído en la herejía del modernismo=
y
al encontrarse la Igle=
sia
en un estado de necesidad, los obispos y sacerdotes poseen jurisdicci&oacut=
e;n
supletoria entregada por la
Iglesia y no por el Papa.
Otro grupo muy extendido es “Eccles=
ia
Dei”, obra del antipapa Juan Pablo II Simplemente son faris=
eos,
sepulcros, malditos traidores apostatas irreconciliables con Dios.
¿Qué hemos de concluir de estas
dos grandes tendencias? ¿Deben considerarse como
“válidas” o por el contrario son tan sectarias como la Iglesia de Montini=
? No
cabe duda de cual es la verdad. Cualquiera perteneció a la Cismática I=
glesia
del Vaticano II desde el momento en que reconoció a sus antipapas co=
mo
validos, y así lo hacen en sus misas tridentinas donde se declaran
“Una cum...”.
En cuanto a los miembros de la Ecclesia Dei
incurren en un error peor, porque ellos acaban aceptando las malignas ense&=
ntilde;anzas
del Vaticano II, se declaran uno en doctrina y fe con los Antipapas que se
usurpan el trono de San Pedro, con el objetivo de poder celebrar una Misa
tradicional ¿Pero acaso no se trata de una oración vací=
;a
cuyo único objetivo es el de impresionar? No se trata más que=
de
un vestido sin cuerpo, que de un cuerpo sin alma, un acto de vanidad y sobe=
rbia
que los conducirá a la condenación eterna. =
Quienes se declaran “una cum =
221;
el antipapa de Roma se declaran uno en la fe, y aunque el ritual sea legalm=
ente
válido, queda invalidado por .no estar el sacerdote debidamente orde=
nado
por haber sido nombrado por aquellos que aceptaron la herejía, y al
estar en comunión con los herejes y orar por ellos, Nos declaramos, =
de
acuerdo con la
Tradición, que ese es un hereje, que la ceremonia =
es
inválida, que la adoración que se pretende hacer a Dios provo=
ca la Ira de Dios, Padre, Hi=
jo y
Espíritu Santo porque no es, sino, la adoración a Satan&aacut=
e;s.
En otras palabras, si la ceremonia es celebrada por un sacerdote que se dec=
lara
“una cum” Roma no hace sino lo mismo que aquellos que
“colocan el arca de la
Alianza junto a
Dagón (I Re V,2)
VII
De la Iglesia Remanente.
Nos, comprendimos tempranamente la
acefalía de la Iglesia Católica y nos resistimos a =
creer
en que el Señor nos había abandonado. ¿Cómo
podía Cristo faltar a su palabra? ¿Podíamos acaso asis=
tir
a las misas “una cum” un hereje? Nos negamos a asistir a=
las
misas indultas creadas por el Antipapa Juan Pablo II o a las válidas
tridentinas oficiadas por sacerdotes que se declarar “Una Cum...”
la actual Roma. Nos predicamos la existencia de un período de tiempo
durante el cual la
Sede Apostólica estuvo Vacante. Fueron muchos
años, cuarenta y ocho años de tribulación, sufrimiento,
enfrentamientos, afrentas, insultos, persecuciones... pero nos preguntamos
“Si Dios está con nosotros ¿Quiénes están=
en
nuestra contra?”. Nosotros no hemos ido junto a los enemigos de Nuest=
ro
Señor Jesucristo, sino que por el contrario nos apegamos a su Santo
Evangelio y denunciamos a la
Sinagoga de Satanás, la actual Iglesia Montiniana.
Durante 48 años hemos orado a Dios para que Restaure a su Iglesia. <=
o:p>
Porque como ya hemos señalado, la Iglesia Conciliar
dejó de ser la =
Iglesia
de Cristo al romper con la tradición bimilenaria, con sus dogmas
modernistas, su culto modernista y su sacerdocio que ahora está a la=
par
de los “pastores” que dirigen a los herejes protestantes. Los
seminarios de la nueva Iglesia no son más que lupanares llenos de
pusilánimes, ignorantes o pervertidos sexuales que se esconden
detrás del Oficio Divino del Sacerdocio para ocultar su depravada
inclinación homosexual. Los sacerdotes salidos de esos seminarios no=
son
sacerdotes validos, aún cuando se crean ellos mismos piadosos
católicos. Dice el Apóstol Pablo “bajo apariencia de piedad=
, reniegan de la virtud de ella”
(II Tim III, 5), por lo tanto al renegar de la fe de Cristo se ven
expulsados de la Pre=
sencia
de Dios y ni pueden administar debidamente los sacramentos, ni pueden predi=
car
porque “no son enviados” (Rom X, 15).
Porque todo lo que la Santa Iglesia
Católica y Apostólica había condenado fue hecho
“ortodoxia” por el miserable hereje y apostata masón de
Montini y sus colaboradores. Su Iglesia, repetimos queridos hermanos, no es=
Iglesia,
sino Sinagoga de Satanás y sus sacerdotes, pastores que
desvían a los hombres de la senda del señor para enviarlos a =
las
pasturas de Lucifier. Tanto unos como otros se condenan al Infierno. <=
/o:p>
Nosotros jamás claudicamos e=
n la Fe, jamás acepta=
mos como
válidos a estos miserables.
Durante años, Nos hemos luchado contra
las falsas enseñanzas del Vaticano II. Nosotros constituimos por todo
este tiempo =
la
Iglesia Remanente, la Iglesia de la resistencia. Empero este
período ha concluido con nuestra elevación al cargo de Sumo
Pontífice.
VIII
Consideraciones finales de la Iglesia Cató=
lica
Apostólica Remanente.
Queridos Hijos, despidiéndonos ya
quisiéramos recordaron algunas verdades católicas. En primer
lugar que el Papa es el Sumo Pontífice, el Vicario de Cristo, cabeza=
de la Iglesia de Cristo =
en la
tierra hasta que el Mesías retorne envuelto en gloria al final de los
tiempos y se instaure la Nueva Jerusalén. En segundo lugar qu=
e los
obispos son los representantes del legitimo vicario en las diócesis y
serán nombrados a medida que extendamos el Evangelio de la Restauración
por todo el mundo. Es menester que nuestros fieles tomen un rol activo en la
expansión del Evangelio y atraigan a las ovejas descarriadas al
rebaño del Señor. Pido y ordeno de esta manera la
formación de misioneros en virtud del mandato que nos dejó
Jesucristo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cos=
as
que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo. Amén.” (Mt XXVIII, 19=
-20.
Act I, 8)
En tercer lugar, recordad siempre que los
hombres no pueden mantenerse puros porque no son perfectos, está en =
la
naturaleza humana el pecar y dirigirse al mal, al placer de lo superfluo y =
lo
sensual, hacia la perdición y la decadencia. Los pecadores transgred=
en
los mandamientos que Dios nos ha impuesto, pero el Padre nos concede la gra=
cia
porque la pedimos con sinceridad. El Señor es infinitamente compasiv=
o y misericordioso
y por ello nos concede el perdón siempre que el pecador sienta el
profundo dolor de la culpa y desee la reconciliación de su alma con =
el
Altísimo. Para devolver al alma caída la Gracia se nos conce=
dieron
los Siete Sacramentos. El Bautismo sólo puede recibirse una vez, qui=
en
no lo reciba no es Cristiano, por lo tanto no es Hijo de Dios; el Bautismo
limpia nuestra alma del Pecado Original y nos hace agradables a los ojos de
Dios y miembros de la
Iglesia. El bautismo a los niños es necesario a fi=
n de
que su alma quede sin condena cuanto antes, porque esa es tradición =
en
nuestra Iglesia desde sus comienzos. No importa si en el bautismo se debe u=
ngir
tomo el cuerpo, o sólo se derrama agua por sobre la cabeza; ambas fo=
rmas
son válidas y con esto, Nos respondemos a la pregunta que algunos del
Rito Oriental nos han formulado.
La penitencia nos absuelve de los pecados
confesados, el confesor está sujeto a secreto. La confirmación
nos eleva a la condición de soldados de cristo y en virtud de ello n=
os
prepara para ser como los Mártires, quienes confesaron la Verdad de la Fe y cuya sangre tienen=
el
valor del Holocausto y la Testificación. El Matrimonio y el Or=
den
nos confieren la gracia de estado que da Santidad a la vida. La
extremaunción es la preparación para la muerte y debe
administrarse a los moribundos según la palabra del Apóstol
Santiago (Sant V, 14).
El más sublime y elevado de los
sacramentos es el de la
Eucaristía, por medio de ella Cristo mismo entra en
nosotros oculto bajo las especies del pan y del vino, convertidas en su Cue=
rpo
y su Sangre, uniéndose a nuestra Alma. Este sacramento se da
únicamente en la
Santa Misa que se debe celebrar en Latín tal como
estableció para siempre Su Santidad Paulo IV. Sólo ella confi=
ere la Gracia Salvificante
y sólo es celebrada debidamente por la Iglesia Cató=
lica
Apostólica Remanente.
Nunca olvidéis que sólo los
Católicos son Cristianos, y sólo con Católicos quienes
pertenecen a la
Iglesia Católica Apostólica Remanente, que =
es
Una y Santa, Restaurada en nuestros días por la voluntad de Dios, Pa=
dre,
Hijo y Espíritu Santo. Porque únicamente hay “un solo
Señor, una sola fe, un solo bautismo” (Ef IV,5). Só=
lo
son católicos los que aceptan al Verdadero Pontífice, que dir=
ige
esta, nuestra Iglesia y que lo hará hasta que muera, mandato que
pasará a los sucesores del Sumo Pontífice. Nuestra Iglesia no
tendrá fin, porque así lo estableció el Señor. =
Hermanos en Cristo, debéis recordar
siempre que no sois entes aislados, que no sois
“individuos”·, sino miembros de una dilatadísima
Iglesia que es el Cuerpo de Cristo, la herramienta del Señor y que
sólo ella evita que la cólera del Señor se desate cont=
ra
todos los mortales. Las Oraciones de la Verdadera Iglesia
son oídas por Dios y aplacan su ira. Una Parte de la Iglesia está
triunfante en la Gloria=
,
otra está purgando sus pecados, pero sabe que un día ser&aacu=
te;
testigo de la Santa=
Faz.
Quienes estamos en este mundo somos los miembros de la Iglesia Militante,
luchamos por conseguir la
Salvación, que sólo procede de Dios y no no=
s importa
el Tiempo, la persecución ni la violencia.
No nos importa el Tiempo, la persecuci&oacut=
e;n
o la violencia porque la experiencia de veintiún siglos ha resultado
purificadora y fortalecedora. Ni la violencia de los tiranos ni los crimina=
les
han podido hacernos tambalear de la verdad, porque el Pontífice no t=
iene
divisiones militares, empero sé que cuento con un ejercito de creyen=
tes
cuya arma es la fe. Y el Tiempo es únicamente accesorio porque sabem=
os
que Cristo está por venir y mientras tanto, seguimos trabajando para
mayor gloria de su Santo Nombre.
Os reiretamos: Sólo en la Iglesia hay
salvación, no os dejéis engañar por las falsas doctrin=
as.
La sociedad es corrupta y pecadora, sólo se puede hallar paz en el
Cuerpo Místico de Señor. Quien es fiel a la Iglesia es fiel a =
Dios, se
conserva puro, perfecto y puede acceder a la Salvación
y a la Ver=
dad.
Sólo son salvos los Católicos fieles a la Iglesia, quienes no
pertenecen a ella no son sino herejes y ovejas descarriadas. Dios
tendrá, quizás misericordia de los ignorantes ¿pero co=
mo
la tendrá de aquellos que rechacen el llamado de su Vicario a volver=
a la Santa Comunión=
?
Quienes oigan el llamado y persistan en el error serán dos veces
pecadores. Porque el fin de los tiempos está cerca y debéis
trabajar para la salvación de vuestras almas, por ello debéis
cargar con vuestra cruz y salir a predicar: “Estad dispuestos a dar
respuesta a todo el que nos pida razón de vuestra esperanza̶=
1;
(I Pe III, 15). “Para exhortarnos a combatir por la fe que ha sido
transmitida a los santos de una vez y para siempre” (Judas I, 3).=
Debemos ir y llevar el evangelio por el mund=
o,
debemos enseñar y anunciar la Buena Noticia de la Restauración
en vuestras escuelas y casas de estudios, en vuestros trabajos, en las
reuniones, en todo momento y en todo lugar debéis estar preparados p=
ara
cumplir el trabajo que el Señor os ha encomendado.
Por eso mismo hoy os recordamos las verdades=
de
nuestra fe y nuestros sagrados propósitos: Cristo es el hijo de Dios
hecho hombre, instituyó la
Iglesia y San Pedro fue el primer pontífice y sus
sucesores pueden seguirse históricamente hasta nuestros días.
Nos, León XIV somos el legítimo sucesor, porque fuimos elegid=
os
por el Sínodo de los Obispos Católicos de la Iglesia Remanente
y confirmados por la
Divina Providencia. La Iglesia Cató=
lica
Apostólica Remanente es la barca del pescador, la piedra angular y f=
uera
de ella no hay Salvación, sino discusiones, errores y tinieblas, por=
que
sólo en ella se da el Pentecostés eterno de la influencia del
Espíritu Santo in Gloria Dei Patris, Amen. =
Dado en las puertas de la Basílica de
Nuestra Señora de Luján,
A los 26 días del mes de marzo del
año 2006.
+ Su Santidad León XIV.
[1][1] Antipapa Juan Pablo II, El Papa Viene a America,
Publicaciones Internacional, Stokie, IL, 1987, 39.
[1][2] Mortalium Animos, Encíclica sobre la Fomentación
de la Verdade=
ra
Unidad Religiosa, Enero. 6, 1928, AAS 20 (1928), 5ff. Pre=
nsa
Ángelus.
[1][3] San Pio X, Pascendi dominici gregis, 8 de
septiembre de 1907.
[1][4] Antipapa Juan Pablo II, Ut Unum Sint, 25 de mayo, 19=
95.
[1][5] León XIII, Satis Cognitum, Junio 29, 1=
896,
AAS 28 (1896/96), 711 ff.
[1][6] Gregorio XVI Summo Jugiter Studio, Mayo 27, 1=
832.
[1][7] San Clemente I, Epistola a los Corintios 42, 46.
[1][8] San Alfonso Ligorio, Verita bella Fede. Pt. i=
ii,
C.viii, 9-10.
[1][9] Antipapa Juan Pablo II L'Osservatore Romano, =
Ciudad
del Vaticano, 12/23/1982.
[1][10] Antipapa Juan Pablo II, Ut Unum Sint, Mayo 25, 1995.=
[1][11] Antipapa Juan Pablo II, El Papa Viene a America,
Publicaciones Internacional, Stokie, IL, 1987 , 48
[1][12] Antipapa Benedicto XVI (entonces Cardenal Ratzinger)=
, Catecismo
de la =
Iglesia
Católica, 1992, 2106.
[1][13] Código de Derecho Canónico [1917], Can=
on
188, Nº 4.
[1][14] Satis Cognitum.
[1][15] S.S Paulo IV, Cum ex apostolatus, 1559.<=
/o:p>
[1][16] De Romano Pontifice (Capítulo XXX)=
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